martes, 5 de agosto de 2008

carta de amor a los fierros

E L N U E V O E N F O Q U E D E L A U T O M O V I L I S M O
CARTA DE AMOR A LOS FIERROS
"El verdadero amor hacia cualquier cosa es el resultado del conocimiento, y ese amor se hace mas ferviente en la medida que el conocimiento es mas certero. Y esta certeza nace de la comprensión completa de las partes, las cuales, cuando se combinan componen la totalidad de las cosas que deben ser amadas."
Leonardo da Vinci (1452-1519)
Por favor, lea esta frase del genial Leonardo un par de veces mas, cuantas mas veces la lea, mas descubrirá la formidable sabiduría que encierran esa palabras, aplicables a todos los órdenes de la vida. Este hombre, que se anticipó en 500 años a la ciencia actual, de haber coexistido con nosotros seguramente no hubiera sido indiferente a los automóviles, por el contrario y con seguridad hubiera marcado rumbos en diseño. No obstante sentirme insignificante ante quizás el mas grande talento científico de todos los tiempos, me identifico totalmente con el contenido de su párrafo.
En este artículo no voy a escribir sobre inyectores, cámaras de combustión, levas o bulones ni tampoco le voy a pedir que la emprenda a los besos con su automóvil, este artículo se lo quiero a dedicar a todos aquellos que sienten pasión por los fierros, a todos los estudiantes, mecánicos y jóvenes profesionales que sienten la imperiosa necesidad de desarmar, modificar y armar, de crear algo que funcione distinto, que funcione mejor. Especialmente va dirigido a quienes se dedican o quieren dedicarse a los automóviles, pero los mismos conceptos sirven para desarrollar un automodelo, una lancha, una cosechadora o un lavarropas.
Los automóviles me han dado enormes satisfacciones, los amo como conjunto y a cada una de sus partes. El diseñar, desarrollar y ensayar cada pequeño componente de un automóvil o de cualquier otra cosa mecánica, cuando se cree en lo que se está haciendo, solo puede producir satisfacción. Aún cuando no se logra el resultado esperado aprendemos. Tratar de hacerlo bien implica poner pasión en el diseño, en el ensayo, poner amor y querer lo que se está haciendo. Así como una madre y un padre ponen pasión en sus hijos, en cada cosa que hacen por ellos, en tratar de conocer cada una de sus facetas para ayudarlos donde mas lo necesitan, y cuanto mas conocen a sus hijos mas los quieren. Porque si no hay conocimiento no hay amor verdadero, y menos aún duradero. Solo quedan el fracaso y la frustración.
Si tuve o tengo disgustos en este oficio jamás fueron causados por trabajar con los automóviles o sus componentes, me los causaron algunos seres humanos vinculados a ellos, de esos que están presentes en todas las actividades, y que con su miseria solo saben medir las cosas en términos de dólares o de figuración personal, todos los conocemos y los hemos padecido alguna vez. No deje que le roben su tiempo y haga todo lo posible por evitarlos.
Cuando uno se mete de lleno en este oficio de los automóviles, y sobre todo si se es joven y con poca experiencia, quiere llevarse el mundo por delante y tiende a subestimar todo lo hecho por otros. En la medida que va aprendiendo comienza a entender que cada cosa ha tenido su explicación, su razón de ser en el tiempo, lugar y función para que fue concebido, y muchas cosas que aparentan ser erróneas en realidad no lo eran en el momento y para la función que fueron concebidas.
Las nuevas necesidades suelen hacer que los diseños y las exigencias cambien, pero cuanto mas conocimiento tengamos de todo lo relacionado con aquello que vamos a concebir o a modificar, y mas pasión (dedicación, amor, o como usted quiera llamarlo) pongamos, mayores serán las probabilidades de éxito. Una cosa si le puedo asegurar, y es que cuanto mas se meta usted en el asunto, mas dudas le van a surgir, o dicho en otros términos cuanto mas nos adentramos en el conocimiento de algo, mas nos damos cuenta de lo poco que sabemos y de cuanto nos queda por descubrir. Y allí creo que está el secreto de porque los fierros despiertan semejantes pasiones: por el límite, porque sabemos que siempre se puede correr el límite, que siempre se puede lograr un poco mas, y porque a todos nos encanta meter la nariz allí donde nadie llegó, o donde llegaron muy pocos.
Muchas veces sucede que las cosas no salen como uno esperaba, en realidad esto es lo mas común, porque si no sería muy fácil desarrollar cualquier cosa. Si las cosas salen mal obviamente debemos averiguar el porqué, no repetir los errores, porque repetir errores sería imperdonable, y aprender. En realidad aprender significa incorporar los conocimientos para saber que cosas debemos hacer para que el objetivo se cumpla, … y que cosas no debemos hacer. Saber que cosas si y que cosas no se llama experiencia, y solo el tiempo nos la da. Los hombres sabios con ganas de hablar ayudan a acortar ese tiempo, búsquelos, porque hay muchos, lo que pasa es que son de perfil bajo y no han tenido oportunidad de escribir en una revista o aparecer por televisión, o no han querido, pero tienen montañas de conocimiento y están dispuestos a compartirlo. Tengo el honor de conocer a varios.
También están esos veteranos, que sin computadora ni analizador de datos tienen años y años de experiencia, que han tenido bajos sus manos toneladas de fierros y que aprendieron por prueba y error, que se hicieron autodidactas y que tienen infinidades de conocimientos que no figuran en ningún libro. Escúchelos, porque tienen muchas cosas para enseñarle.
Mientras trabajé en las terminales pude compartir muchas horas con varios de esos experimentados veteranos: en experimental cuando nos tocaba bailar con la mas fea, en la pista, en la línea, en los bancos de pruebas o en los flujómetros. Ellos siempre tenían la punta del ovillo, la observación oportuna, el detalle que a uno se le había escapado, e injustamente siempre nos llevábamos nosotros el mérito mientras ellos permanecían ignorados.
Todos estos personajes tenían y tienen algo en común: amor y pasión por su tarea, y por eso eran y son los mejores, y su mantienen su necesidad insaciable de seguir incorporando conocimientos, porque todos ellos saben que nunca se termina de aprender.
Lamento haberlo desilusionado si usted esperaba que habláramos de nafta, gasoil o de tuercas en esta nota, pero ocurre que hay muchos jóvenes que de una u otra forma se comunican conmigo y me preguntan sobre la posibilidad de capacitarse como técnicos o como ingenieros, o de simplemente ampliar sus conocimientos en el tema de los automóviles. La respuesta es una sola: Muchachos, si están inoculados con el virus de la mecánica y la fiebre no ha cedido en mucho tiempo, están contagiados irremediablemente, y esta enfermedad no tiene cura. El único remedio para sentirse mejor es dedicarle el resto de su vida a convivir con ella y aprender, aprender, y seguir aprendiendo. Muy fácil.

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